Deudas bajo control en MX: bola de nieve vs avalancha con ejemplos reales

Lectura de 10 min • Actualizado 2025

Pago de deudas en México

Salir de deudas no es cuestión de voluntad infinita; es un método claro aplicado con consistencia. En México convivimos con tarjetas bancarias y departamentales, créditos de nómina, financiamientos de auto y pagos a meses. Aquí aprenderás a elegir entre “bola de nieve” y “avalancha”, organizar tus cuentas con CAT y diseñar un plan de 90 días para recuperar el control sin dejar en cero tu vida.

1) Haz el inventario con datos completos

Abre una hoja de cálculo y registra por deuda: institución, saldo, tasa o CAT, pago mínimo y pago para liquidar en 12-24 meses. Incluye comisiones y seguros. Ejemplo típico: tarjeta A saldo 18,000 MXN (CAT 78%), mínima 900; tarjeta departamental B 8,500 (CAT 85%), mínima 600; crédito de nómina 45,000 (CAT 38%), pago quincenal 1,350; auto 120,000 (CAT 20%), mensualidad 3,800. No adivines: consulta tus estados y el simulador de tu banco para estimar intereses.

2) Bola de nieve vs avalancha: cuál te conviene

Bola de nieve ordena de menor a mayor saldo. Pagas el mínimo en todas y el extra al saldo más pequeño. Al liquidarlo, “ruedas” ese pago a la siguiente. Ventaja: motivación rápida; desventaja: podrías pagar más intereses si la tasa del saldo pequeño es baja. Avalancha ordena de mayor a menor tasa/CAT. Enfocas el extra a la deuda más cara. Ventaja: pagas menos intereses; desventaja: el primer “win” puede tardar. ¿Cuál elegir? Si te cuesta mantenerte motivado, empieza con bola de nieve. Si tienes disciplina y tasas muy distintas, usa avalancha. Lo importante es no cambiar de método cada mes.

3) Ejemplo con números

Supongamos que puedes destinar 4,500 MXN/mes a deudas (mínimos + extra). Con bola de nieve: pagas mínimos a nómina y auto; atacas la departamental B con 1,500 extra para liquidarla en 4-5 meses; luego ese monto pasa a la tarjeta A. Con avalancha: te enfocas primero en la departamental B (CAT 85%), después tarjeta A (78%), y dejas nómina y auto al ritmo contractual. En ambos casos, congelas el uso de tarjetas y cancelas compras a meses hasta que tengas al menos un mes sin intereses rotando.

4) Microacciones de flujo

Para acelerar, genera “mini excedentes”: vende lo que no usas, recorta suscripciones duplicadas, cambia un plan de celular a uno más barato por 90 días, y aplica semanas de “despensa mínima” usando lo que ya tienes. Todo extra va directo a la prioridad del mes. Considera portabilidad de nómina si tu banco actual cobra comisiones y otro te ofrece condonarlas; cada peso cuenta.

5) Consolidación: cuándo sí y cuándo no

Unificarse puede ayudar si consigues una tasa significativamente menor y te comprometes a no seguir usando las líneas originales. Puntos a cuidar: que el CAT total (incluyendo comisiones por apertura y seguros) sea inferior al promedio actual; que el plazo no se extienda tanto que termines pagando más intereses; y que no quede saldo remanente en las tarjetas. Evita “despachos milagro” que prometen borrar tu buró; busca alternativas formales y compara en simuladores oficiales.

6) Plan de 90 días

Agrega una reunión quincenal de 20 minutos para verificar que no “reviviste” la tarjeta. Si tu ingreso es variable, destina un porcentaje fijo (por ejemplo, 15-20%) de cada pago recibido al plan, así estabilizas el ritmo.

7) Evita recaer: hábitos blindados

Cuando liquides la primer deuda, no te sueltes: conserva tu presupuesto y coloca el 50% del “pago que se liberó” en construir un fondo de emergencia. Con 1-2 meses de gastos cubiertos, la probabilidad de volver a endeudarte por un imprevisto cae dramáticamente. A futuro, usa las tarjetas como aliadas: paga total para evitar intereses, desactiva compras a meses en consumibles y revisa el CAT antes de aceptar ofertas. Si tienes compras planeadas a meses, que sean de durables (ej. una lavadora) y con mensualidad que quepa en el 30% de tu ingreso destinado a necesidades.

8) Señales de alerta

Si tu pago mínimo supera el 40% del ingreso, si pides prestado para pagar deudas o si recibes llamadas de cobranza por atrasos, actúa ya. Prioriza gastos vitales (alimentación básica, vivienda y transporte), negocia con instituciones formales y evita créditos de “dinero inmediato” con costos elevadísimos. Un presupuesto honesto es la base de cualquier negociación.

No hay éxito pequeño en el camino de las deudas: cada cuenta que se apaga es energía y dinero que vuelve a tu familia. Elige una estrategia, blíndala con hábitos y celebra cada avance.